
Estamos profundamente convencidos de que podemos sacar al mundo de la pobreza si sólo tenemos la voluntad de hacerlo.
¿Se puede concebir verdaderamente un mundo sin pobreza?
¿Cómo sería?
¿Funcionaría?
Un mundo sin pobreza es, para nosotros, aquel en que toda persona tiene la capacidad de cuidar de sí misma y satisfacer sus necesidades básicas. En ese mundo, nadie moriría de hambre ni padecería desnutrición. Los líderes del mundo han proclamado este objetivo durante décadas, pero nunca han establecido una manera de conseguirlo.
En la actualidad, mueren 40.000 niños cada hora debido a enfermedades vinculadas al hambre. En un mundo sin pobreza, ningún niño moriría por estas causas.
Todo el mundo, en cada región del globo, tendría acceso a la educación y a la salud, porque podrían pagarla. Al revés de hoy, al Estado no se le pediría que ofreciera educación y salud gratis o subsidiadas.
Ya no necesitaríamos un Estado para proveer servicios subsidiados para los pobres; podríamos prescindir de él. Así pues, no serían necesarios los programas de apoyo social, ni las agencias locales dedicadas a esto.
Tampoco habría un departamento o ministerio nacional para estos servicios. No habría necesidad de limosnas ni de ollas populares ni de cartillas para alimentos ni escuelas gratuitas ni hospitales gratuitos ni mendigos en las calles.
Las redes de protección social del Estado no tendrían razón de existir, porque ya nadie viviría de la caridad. Los programas de seguridad social y los de protección social serían innecesarios.
Las estructuras sociales en un mundo libre de pobreza serían, por supuesto, muy diferentes de las que existen en este mundo lleno de pobres. Pero nadie estaría a merced de nadie, y esto constituye toda la diferencia entre un mundo sin pobreza y otro en que la hay.
Finalmente, un mundo sin pobreza sería económicamente mucho más fuerte y mucho más estable de lo que es hoy. El 20% de los habitantes del mundo, que hoy vive en extrema pobreza, se convertiría en personas con ingresos y capaces de gastar dinero. Generarían una demanda extra en el mercado, que haría crecer la economía. Aportarían su creatividad e innovaciones al mercado para aumentar la capacidad productiva del mundo. Como nadie nunca volvería a ser pobre, a excepción de lapsos breves, la economía probablemente no experimentaría vaivenes pronunciados. Evitaríamos los ciclos de expansión y depresión y podríamos soportar con mayor facilidad los desastres que produzca el hombre.
¿Podremos crear un mundo libre de la pobreza, un mundo sin ciudadanos de tercera y cuarta clase, un mundo sin una subclase de hambrientos, analfabetos y descalzos? Sí, podremos, y del mismo modo como ya hemos creado Estados "soberanos", sistemas políticos "democráticos" o economías de "libre" mercado.
Un mundo sin pobreza no será perfecto, pero será la mejor aproximación a un mundo ideal. Hemos conseguido un mundo libre de esclavitud. Crear un mundo libre de pobreza será un logro todavía mayor, que al mismo tiempo lo reforzará. Y será un mundo en que podremos estar orgullosos de vivir.